PINAR DEL RÍO.— Con el propósito de revertir el deterioro que ha venido acumulando con los años, especialistas de esta provincia llevan a cabo la restauración del museo de Historia Natural Tranquilino Sandalio de Noda, ubicado en una de las edificaciones más importantes desde el punto de vista arquitectónico de Vueltabajo.
Acometido por el proyecto cultural Fidias, una agrupación que ya ha asumido este tipo de responsabilidad en otras construcciones patrimoniales de Pinar del Río, el proceso se encuentra en una primera etapa en la cual ya se concluyó la rehabilitación del mural a relieve de la sala patio —donde se representa el origen y la evolución de la vida en la tierra—, y actualmente se trabaja en la de los animales prehistóricos del lugar y la carpintería interior.
Pedro Luaces, director de Fidias, comentó que la labor es compleja dado que se trata de una arquitectura muy caprichosa, con un fuerte eclecticismo, en la que se combinan elementos de diferentes culturas como la romana y la egipcia.
"La restauración de este tipo de inmuebles siempre constituye un reto, hay que investigar mucho, pero nuestro proyecto cuenta con personas altamente capacitadas en distintas disciplinas, como la escultura, la pintura, la cerámica, la carpintería, la fundición, la herrería, y por tanto, se encuentra en condiciones de poder realizarla", asegura Luaces.
Gilberto Barrera, especialista principal del museo, explicó que entre otros valores, la institución posee una de las colecciones osteológicas más amplias del país, la cual atesora 24 especies, entre extintas y vivientes, del periodo cuaternario cubano.
"Otra de las colecciones muy relevantes es el Herbario Juan Tomás Roig, con más de 360 especímenes, el cual fue donado por el propio investigador y naturalista, y se mantiene abierto al público para consultas especializadas".
Pero no solo las piezas que atesora el museo tienen una gran significación; el edificio que lo acoge, conocido también como el Palacio de Guash, es el máximo exponente del eclecticismo en la provincia y constituye todo un símbolo de la ciudad de Pinar del Río, de modo que su restauración posee, además, una gran connotación desde el punto de vista histórico y patrimonial.
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