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CUBA-ANGOLA: La última guerra

Ultimo Aggiornamento: 11/12/2013 15:47
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11/12/2013 15:46
 
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La cercanía de fin de año en Cuba no sólo significa el adiós a la temporada de huracanes y altas temperaturas, sino también el retorno puntual de la memoria sobre un hecho que por 13 años mantuvo en tensión al país, como fue su participación en la guerra de Angola.
Entre 1975 y 1988, unos 350.000 cubanos se vieron implicados en la contienda civil que sacudió a esa nación africana, en lo que fue a la vez la última experiencia bélica de la isla caribeña.


"Yo fui porque quise, estaba loco por ir a cumplir una misión internacionalista", comentó Rubén Jiménez, un ex oficial de las Fuerzas Armadas de Cuba que hoy tiene 62 años y es autor del libro Al sur de Angola, un texto sobre la etapa final de la guerra. Según Jiménez, la disposición gubernamental establecía que el alistamiento en las unidades que partían hacia Angola fuese estrictamente voluntario, incluso para quienes pertenecían al ejército.

Sólo los militantes del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización selectiva considerada la cantera natural del PCC, eran expulsados de sus filas si no aceptaban participar en la llamada "Operación Carlota". En una sociedad tan machista como la cubana, aquellos que se negaban recibían el mote de "rajados", sinónimo de cobarde en este país.

Cuba envió el primer contingente militar a Angola en octubre de 1975 a solicitud de Agostinho Neto, el líder del insurgente e izquierdista Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), que asumiría el gobierno tras la independencia el 11 de noviembre de ese mismo año.
Ya en la década anterior, La Habana había asesorado a contingentes de combatientes del MPLA en territorio de la antigua República Popular del Congo.

La llegada de las tropas cubanas fue considerada decisiva para evitar que Luanda, la capital angoleña, cayera en manos de los opositores al MPLA, apoyados por la entonces Zaire, Estados Unidos y Sudáfrica, donde imperaba el apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra que rigió hasta 1994.

Junto a la gloria de los grandes combates, que por estos días se cuenta en un espacio diario que transmite la televisión cubana y en otros medios de comunicación, la campaña trastornó también en mayor o menor medida la vida de quienes participaron en ella.

"Mi hermano jamás menciona el tema de la guerra", dijo Ángel Santiesteban, hermanastro de Jorge Luis Villazón, un hombre que nunca volvió a ser el mismo tras su paso por la zona de combate en África austral. "Leyendo sus cartas pudimos descubrir que se estaba perdiendo en el tiempo, en cada desgarramiento existencial que sufría iba dejando su esencia, su personalidad. Aprendí que uno no sólo muere físicamente, también hay muerte de espíritu", aseguró.

El oficial retirado Rafael Alemañy, hoy de 60 años, entiende que los daños psíquicos no fueron generalizadas. "Yo creo que el cubano soportó, y se veía campechano en las condiciones más difíciles, en los lugares más remotos", sostuvo.

Alemañy vivió momentos de gran peligro durante la batalla decisiva de Cuito Cuanavale a inicios 1988, cuando la artillería sudafricana bombardeaba día y noche las posiciones cubano-angoleñas y él se desempeñaba como jefe de la defensa antiaérea.

A 10.000 kilómetros de distancia y lejos de los disparos y las explosiones, en los hogares cubanos se sintió la guerra de otra manera.
Miriam Cruz, de 57 años y esposa de Jiménez, recuerda que por las noches se trasladaba al litoral de La Habana para mirar el mar con su hijo de ocho años, "para no pelear tanto en la casa".

Por su parte, la madre de Villazón lloraba cada vez que abría el armario o hacía la comida preferida de su hijo. "Nos pasamos dos años esperando el aviso de la muerte de mi hermano. Cuando el cartero silbaba, mi madre se ponía tensa y casi nunca podía ir a recibir la carta o el telegrama", relató Santiesteban.

Según cifras del gobierno cubano, en todas las misiones "internacionalistas" que se realizaron en África desde comienzos de los '60s hasta la retirada del último soldado de Angola, el 25 de mayo de 1991, murieron 2.077 personas nacidas en esta isla.

Los restos que pudieron ser recuperados no descansaron en tierra cubana hasta diciembre de 1989, cuando fueron repatriados durante la llamada "Operación Tributo".

No existen estadísticas sobre secuelas de la guerra como heridas, mutilaciones y otras enfermedades procedentes del continente africano. Entre los militares que regresaban de África a mediados de la década del 80, se detectaron los primeros casos en Cuba de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

En esas tres décadas, la isla apoyó movimientos guerrilleros y gobiernos de izquierda en numerosos países africanos como Argelia, Mozambique, Etiopía, Guinea-Bissau y el Congo.

La cooperación con Angola no se limitó solamente al campo militar, sino que se extendió a la medicina, la educación, las construcciones y otros sectores de la economía e incluyó a más de 50.000 colaboradores civiles.

Olga Zayas, una profesora de 62 años en la actualidad, preparó entre 1977 y 1979 a trabajadores docentes angoleños que luego dirigirían escuelas. "Nunca antes me había sentido tan útil, tan necesaria desde el punto de humano", confesó. Su paso por aquellas tierras le dejó la sorpresa de un hijo, a pesar de los dictámenes médicos que la habían diagnosticado como estéril. Al retornar a Cuba en 1979, tenía cinco meses de embarazo, recordó.

Angola fue también escenario de las confrontaciones de la llamada guerra fría entre Estados Unidos y la hoy disuelta Unión Soviética. Según la bibliografía militar cubana, Washington respaldó con asesores y armamento a la opositora Unión para la Independencia Total de Angola (Unita), que sostuvo su beligerancia hasta 2002.

Del otro lado, el ejército angoleño recibió asesoría y pertrechos de la Unión Soviética. En la fase final de la conflagración, alrededor de 53.000 militares cubanos combatían en aquella nación africana.

Tras 13 años de guerra, el 22 de diciembre de 1988 se firmaron los acuerdos de Nueva York entre Cuba, Angola y Sudáfrica, con la mediación de Estados Unidos. Así, Sudáfrica entregó la soberanía a Namibia y las tropas cubanas iniciaron su retirada.

Durante una visita a La Habana, en julio de 1991, el líder sudafricano Nelson Mandela afirmó que el fracaso militar del régimen racista de Pretoria había sido decisivo para librar a África y a su país "del azote del apartheid".


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cubanito74, 11/12/2013 15:46:


La cercanía de fin de año en Cuba no sólo significa el adiós a la temporada de huracanes y altas temperaturas, sino también el retorno puntual de la memoria sobre un hecho que por 13 años mantuvo en tensión al país, como fue su participación en la guerra de Angola.
Entre 1975 y 1988, unos 350.000 cubanos se vieron implicados en la contienda civil que sacudió a esa nación africana, en lo que fue a la vez la última experiencia bélica de la isla caribeña.


"Yo fui porque quise, estaba loco por ir a cumplir una misión internacionalista", comentó Rubén Jiménez, un ex oficial de las Fuerzas Armadas de Cuba que hoy tiene 62 años y es autor del libro Al sur de Angola, un texto sobre la etapa final de la guerra. Según Jiménez, la disposición gubernamental establecía que el alistamiento en las unidades que partían hacia Angola fuese estrictamente voluntario, incluso para quienes pertenecían al ejército.

Sólo los militantes del gobernante Partido Comunista de Cuba (PCC) y de la Unión de Jóvenes Comunistas, organización selectiva considerada la cantera natural del PCC, eran expulsados de sus filas si no aceptaban participar en la llamada "Operación Carlota". En una sociedad tan machista como la cubana, aquellos que se negaban recibían el mote de "rajados", sinónimo de cobarde en este país.

Cuba envió el primer contingente militar a Angola en octubre de 1975 a solicitud de Agostinho Neto, el líder del insurgente e izquierdista Movimiento para la Liberación de Angola (MPLA), que asumiría el gobierno tras la independencia el 11 de noviembre de ese mismo año.
Ya en la década anterior, La Habana había asesorado a contingentes de combatientes del MPLA en territorio de la antigua República Popular del Congo.

La llegada de las tropas cubanas fue considerada decisiva para evitar que Luanda, la capital angoleña, cayera en manos de los opositores al MPLA, apoyados por la entonces Zaire, Estados Unidos y Sudáfrica, donde imperaba el apartheid, el régimen de segregación racial institucionalizada en perjuicio de la mayoría negra que rigió hasta 1994.

Junto a la gloria de los grandes combates, que por estos días se cuenta en un espacio diario que transmite la televisión cubana y en otros medios de comunicación, la campaña trastornó también en mayor o menor medida la vida de quienes participaron en ella.

"Mi hermano jamás menciona el tema de la guerra", dijo Ángel Santiesteban, hermanastro de Jorge Luis Villazón, un hombre que nunca volvió a ser el mismo tras su paso por la zona de combate en África austral. "Leyendo sus cartas pudimos descubrir que se estaba perdiendo en el tiempo, en cada desgarramiento existencial que sufría iba dejando su esencia, su personalidad. Aprendí que uno no sólo muere físicamente, también hay muerte de espíritu", aseguró.

El oficial retirado Rafael Alemañy, hoy de 60 años, entiende que los daños psíquicos no fueron generalizadas. "Yo creo que el cubano soportó, y se veía campechano en las condiciones más difíciles, en los lugares más remotos", sostuvo.

Alemañy vivió momentos de gran peligro durante la batalla decisiva de Cuito Cuanavale a inicios 1988, cuando la artillería sudafricana bombardeaba día y noche las posiciones cubano-angoleñas y él se desempeñaba como jefe de la defensa antiaérea.

A 10.000 kilómetros de distancia y lejos de los disparos y las explosiones, en los hogares cubanos se sintió la guerra de otra manera.
Miriam Cruz, de 57 años y esposa de Jiménez, recuerda que por las noches se trasladaba al litoral de La Habana para mirar el mar con su hijo de ocho años, "para no pelear tanto en la casa".

Por su parte, la madre de Villazón lloraba cada vez que abría el armario o hacía la comida preferida de su hijo. "Nos pasamos dos años esperando el aviso de la muerte de mi hermano. Cuando el cartero silbaba, mi madre se ponía tensa y casi nunca podía ir a recibir la carta o el telegrama", relató Santiesteban.

Según cifras del gobierno cubano, en todas las misiones "internacionalistas" que se realizaron en África desde comienzos de los '60s hasta la retirada del último soldado de Angola, el 25 de mayo de 1991, murieron 2.077 personas nacidas en esta isla.

Los restos que pudieron ser recuperados no descansaron en tierra cubana hasta diciembre de 1989, cuando fueron repatriados durante la llamada "Operación Tributo".

No existen estadísticas sobre secuelas de la guerra como heridas, mutilaciones y otras enfermedades procedentes del continente africano. Entre los militares que regresaban de África a mediados de la década del 80, se detectaron los primeros casos en Cuba de infección por el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida).

En esas tres décadas, la isla apoyó movimientos guerrilleros y gobiernos de izquierda en numerosos países africanos como Argelia, Mozambique, Etiopía, Guinea-Bissau y el Congo.

La cooperación con Angola no se limitó solamente al campo militar, sino que se extendió a la medicina, la educación, las construcciones y otros sectores de la economía e incluyó a más de 50.000 colaboradores civiles.

Olga Zayas, una profesora de 62 años en la actualidad, preparó entre 1977 y 1979 a trabajadores docentes angoleños que luego dirigirían escuelas. "Nunca antes me había sentido tan útil, tan necesaria desde el punto de humano", confesó. Su paso por aquellas tierras le dejó la sorpresa de un hijo, a pesar de los dictámenes médicos que la habían diagnosticado como estéril. Al retornar a Cuba en 1979, tenía cinco meses de embarazo, recordó.

Angola fue también escenario de las confrontaciones de la llamada guerra fría entre Estados Unidos y la hoy disuelta Unión Soviética. Según la bibliografía militar cubana, Washington respaldó con asesores y armamento a la opositora Unión para la Independencia Total de Angola (Unita), que sostuvo su beligerancia hasta 2002.

Del otro lado, el ejército angoleño recibió asesoría y pertrechos de la Unión Soviética. En la fase final de la conflagración, alrededor de 53.000 militares cubanos combatían en aquella nación africana.

Tras 13 años de guerra, el 22 de diciembre de 1988 se firmaron los acuerdos de Nueva York entre Cuba, Angola y Sudáfrica, con la mediación de Estados Unidos. Así, Sudáfrica entregó la soberanía a Namibia y las tropas cubanas iniciaron su retirada.

Durante una visita a La Habana, en julio de 1991, el líder sudafricano Nelson Mandela afirmó que el fracaso militar del régimen racista de Pretoria había sido decisivo para librar a África y a su país "del azote del apartheid".




La vicinanza di Cuba per anno si intende non solo l' addio alla stagione degli uragani e le alte temperature , ma anche il ritorno tempestivo della memoria di un fatto che per 13 anni il paese è rimasto teso, come è stata la sua partecipazione alla guerra Angola.
Tra il 1975 e il 1988 , circa 350.000 cubani sono stati coinvolti nella guerra civile che ha scosso la nazione africana , in quello che era sia l' ultima esperienza di guerra dell'isola .


"Sono andato perché volevo , ero pazzo per andare in una missione internazionalista ", ha dichiarato Ruben Jimenez , un ex ufficiale delle Forze Armate di Cuba oggi è di 62 anni ed è l'autore del sud dell'Angola , un testo sul palco fine della guerra . Secondo Jimenez , disposizione del governo a condizione che l'iscrizione in unità di partito per l'Angola era strettamente volontaria , anche per coloro che appartenevano all'esercito .

Solo i membri del partito di governo Comunista di Cuba ( PCC) e l'Unione dei Giovani Comunisti , organizzazione selettiva considerato il naturale PCC cava, sono stati espulsi dalle loro fila se si rifiutavano di partecipare a " Operazione Carlota " . In una società così maschilista come Cuba , coloro che rifiutavano hanno avuto il soprannome di " cracking " , sinonimo di codardo in questo paese .

Cuba ha inviato il primo contingente militare in Angola nell'ottobre 1975 su richiesta di Agostinho Neto , il leader del Movimento ribelle di sinistra per la Liberazione dell'Angola ( MPLA ) , che impegna il governo dopo l'indipendenza il 11 novembre dello stesso anno .
Nel corso del decennio precedente , L'Avana aveva consigliato quote MPLA combattenti nel territorio dell'ex Repubblica del Congo .

L'arrivo delle truppe cubane è stato considerato fondamentale per impedire Luanda , la capitale dell'Angola , è caduto nelle mani degli avversari del MPLA , sostenuta dall'allora Zaire , Stati Uniti e Sud Africa, dove prevale l'apartheid , il regime di apartheid istituzionalizzato Fatta salva la maggioranza nera che governò fino al 1994 .

Accanto alla gloria delle grandi battaglie , che in questi giorni è raccontata in uno spazio giornale che trasmette la televisione cubana e di altri mezzi di comunicazione , la campagna anche interrotto in maggiore o minore misura la vita di coloro che hanno partecipato .

"Mio fratello non ha mai menzionato il tema della guerra ", ha detto Ángel Santiesteban , fratello di Jorge Luis Villazon , un uomo che non è mai stato più lo stesso dopo aver attraversato la zona di combattimento in Africa australe . " Leggendo le sue lettere abbiamo scoperto che stava perdendo tempo, ogni sofferenza esistenziale lacrima stava lasciando la sua essenza , la sua personalità . Appreso che non solo muore fisicamente , c'è anche la morte dello spirito , " ha detto.

L'ufficiale in pensione Rafael Alemany , ora 60 , ritiene che il danno psichico non era molto diffusa . "Credo che il cubano subito , e guardò abbondante nelle condizioni più estreme nei luoghi più remoti , " ha detto.

Alemany vissuto momenti di grande pericolo per la decisiva battaglia di Cuito Cuanavale nei primi mesi del 1988, quando l'artiglieria sudafricano bombardata giorno e notte le posizioni cubano - angolana e lui era il capo della difesa aerea .

A 10 mila chilometri di distanza da spari ed esplosioni , nelle case cubane sentito la guerra in modo diverso .
Miriam Cruz , 57 anni, moglie di Jiménez , ricorda che durante la notte si è trasferito sulla costa di L'Avana a guardare il mare con il suo figlio di otto anni , " non combattere sia a casa " .

Nel frattempo , la madre di Villazón piangeva ogni volta che ho aperto l'armadio o il cibo preferito era suo figlio . " Abbiamo passato due anni di attesa per l'annuncio della morte di mio fratello . Quando il postino fischio , mia madre si irrigidì e potrebbe quasi mai andare a ricevere la lettera o il telegramma ", ha detto Santiesteban .

Secondo i dati del governo cubano , in tutte le missioni " internazionaliste ", che sono stati condotti in Africa dall'inizio degli anni '60 fino al ritiro dell'ultimo soldato da Angola , 25 maggio 1991 , 2.077 persone nate in questa isola sono morti .

I resti sono stati recuperati sul suolo cubano non riposò fino al dicembre del 1989, quando sono stati rimpatriati durante l'operazione « Tribute" .

Non ci sono statistiche sulle conseguenze delle ferite di guerra , mutilazioni e altre malattie del continente africano . Tra i militari di ritorno dall'Africa a metà degli anni '80 , i primi casi sono stati rilevati in Cuba infezione da virus dell'immunodeficienza umana ( HIV) , che causa la sindrome da immunodeficienza acquisita (AIDS ) .

In questi tre decenni , l'isola ha sostenuto movimenti di guerriglia e di governi di sinistra in molti paesi africani come Algeria, Mozambico, Etiopia , Guinea -Bissau e Congo .

La cooperazione con l'Angola non era limitato al campo militare , ma esteso a medicina, istruzione , edilizia e altri settori dell'economia e comprendeva più di 50.000 lavoratori civili .

Olga Zayas , un insegnante di 62 anni di oggi , preparata tra il 1977 e il 1979 i lavoratori angolani poi sarebbe testa scuole insegnanti . "Non avevo mai sentito così utile , così necessario in termini di risorse umane ", ha confessato . Il suo mandato nelle terre lo ha lasciato la sorpresa di un bambino , nonostante i referti medici che erano stati diagnosticati come sterile . Tornando a Cuba nel 1979 , era incinta di cinque mesi, ha ricordato .

Angola è stato anche teatro di scontri chiamato Guerra Fredda tra gli Stati Uniti e l'ex Unione Sovietica . Secondo la letteratura militari cubani , Washington ha appoggiato con i consiglieri e armi verso l'Unione opposizione per l'Indipendenza Totale dell'Angola ( Unita) , che ha tenuto la sua belligeranza fino al 2002 .

D'altra parte , l'esercito angolano ha ricevuto consulenza e forniture dall'Unione Sovietica . Nella fase finale del conflitto , circa 53.000 soldati cubani combattere in quella nazione africana.

Dopo 13 anni di guerra , 22 dicembre 1988 accordi di New York tra Cuba , Angola e Sud Africa , con la mediazione degli Stati Uniti sono stati firmati . Sovranità Così consegnato in Sud Africa Namibia e truppe cubane iniziato il loro ritiro .

Durante una visita a L'Avana nel luglio 1991 , il leader sudafricano Nelson Mandela ha detto che la sconfitta militare del regime razzista di Pretoria aveva contribuito a liberare l'Africa e il suo paese , " il flagello di apartheid " .




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