LA HABANA, Cuba, enero,
www.cubanet.org -Las noticias son como el cubano de a pie lo pronosticó: el nuevo mandato del hermano menor, que lleva más de un lustro, no ha dado los resultados esperados. Los salaritos de los trabajadores nada tienen que ver con los altos precios del mercado y el invento para poner algo en los platos de la mesa criolla sigue viento en popa.
Como ocurrió en el 2006, cuando el viejo dictador en descanso arremetió contra la corrupción y contra los vendedores ilegales que le ganaban la competencia a las tiendas estatales, hoy Raúl hace lo mismo.
La prensa nacional, un fiel reflejo de cuanto se “cocina” en los despachos del Comité Central, por estos días ha suprimido la sección fija ¨Insólito¨, que salía en el periódico Tribuna de La Habana, donde se han conocido las mismas “indisciplinas estatales” cometidas durante muchos años, no por los ciudadanos, sino por el gobierno dueño y encargado de prácticamente todo en el país : tragantes tupidos por donde corren mares de aguas albañales, huecos en calles y aceras donde se accidentan los peatones, sobre todo los ancianos, deterioro en la calidad de las aguas superficiales y subterráneas que afecta sobre todo los rendimientos agrícolas, postes eléctricos en mal estado, edificios de apartamentos afectados de aguas negras, salideros de agua que no se reparan, luminarias que nunca se apagan o nunca se encienden. Ante esta situación, muchos se preguntan quién multa al gobierno, culpable de estas graves indisciplinas.
¿Qué diría nuestro Apóstol de esta Cuba de Hoy? ¿Qué pensaría Mandela cuando descubrió al fin el odio visceral que demuestra el dictador Fidel Castro contra los cubanos que huyen, contra el país que los cobija, contra todo aquel que se le opone?
Para colmo de males, el pasado 27 de diciembre, a través del periódico estatal Juventud Rebelde, se supo que el volumen de cuentos y poesía El Malecón de Barnet, escrito por Miguel Barnet, presidente nada menos que de la oficialista Unión de Escritores y Artistas de Cuba, ha sido publicado por Ediciones Cubanas con numerosos descuidos ortográficos, según la escritora Marilyn Bobes, autora de la reseña publicada. Y unos días antes, la bella, joven y valiente Rosa María Payá, hija del líder de la oposición Osvaldo Payá, muerto en circunstancias aún no aclaradas, propuso públicamente un Plebiscito en Cuba, para saber de una vez por todas si los cubanos quieren seguir viviendo en socialismo y así poner fin a las tan cacareadas indisciplinas sociales.
El régimen cubano nada le ha respondido. Ni siquiera les importa que según el método de adivinación a través de los números, el cuatro siempre vaticina eventos inesperados, que el cuatro representa a Changó, deidad africana que tiene mucho en común con el cubano: mentiroso, bebedor, promiscuo, fiestero, bullicioso, jactancioso, chulo, vago y puto; pero un guerrero que puede sorprender, porque para salvarse de situaciones embarazosas, hasta es capaz de vestirse con las ropas de Ochún, su pareja principal, tan amante de la libertad como Changó.