Huésped en pesos cubanos es huésped a medias
Los huéspedes que pagan en moneda "débil" en los hoteles no reciben las mismas atenciones que quienes pagan en moneda "fuerte", casi siempre turistas extranjeros.
En agosto Lorena y su esposo disfrutarán de tres días en el hotel Meliá Varadero. Aunque oficialmente el costo de la reservación en el buró de ventas en La Habana, donde ella reside, rondaría entre los 350 y 400 USD por persona para un fin de semana en una habitación estándar, la señora y su esposo pagaron solo 200 USD por ambos, con lo cual ahorraron una buena cantidad.
No se trata de una promoción ni de un premio extraordinario de la agencia sino de un “precio especial” por haber pagado “por la izquierda” y “al cash” directo al vendedor con el cual una amiga la había recomendado.
Lorena, tal como le advirtieron, debió abstenerse de pagar por transferencia bancaria o en pesos cubanos (CUP) porque el “negocio” en el mercado negro de reservaciones ahora consiste en pagar con dólares en efectivo (muy escasos pero indispensables para sobrevivir medianamente bien en Cuba donde la moneda estadounidense ha superado los 60 CUP en el canje no oficial).
María del Carmen, por su parte, cree haber sido más astuta que su amiga Lorena. Nos cuenta que, en vez de pagar con dólares su reservación, acudió al mercado negro para canjear la divisa en moneda nacional a razón de 1 USD por 65 CUP, de modo que las tres noches, en el hotel Memories Flamenco de Cayo Coco, que debieron costarle a ella con su pareja poco más de 450 USD (unos 11 000 CUP al cambio oficial) terminó reservándolas, legalmente, por cerca de 170 USD.
Esta última estrategia de canjear los dólares en la calle para luego reservar en pesos cubanos es, hoy mismo, la más usual entre las cubanas y cubanos que, afortunadamente, tienen algún tipo de acceso a monedas libremente convertibles (MLC), ya porque viajan con frecuencia fuera de Cuba, ya porque mantienen algún tipo de relación directa con extranjeros o porque reciben remesas desde el exterior, probablemente los únicos modos que tiene un ciudadano de “a pie” en la Isla para, sin ser militar de alto rango o dirigente político de primer nivel, disfrutar de reservaciones en hoteles y villas de recreo más o menos confortables.
Pero sucede que, ni Lorena ni María del Carmen, sin dudas habilidosas, obtendrán en realidad la calidad de servicio a la cual aspiran porque, aunque oficialmente nadie se lo ha revelado, se sabe que al interior de los hoteles, por decisión de sus administraciones, el huésped que ha pagado en moneda “débil” no recibirá las mismas atenciones que quien paga en moneda fuerte.
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