Crónica de una primera vez

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Luisito2013
00mercoledì 11 dicembre 2013 11:50


Santiago de Cuba, 10 dic.- Sabía que iba a ser partícipe de una oportunidad única. Estaba segura de que me revelarían el método de este innovador proceder y que estaría feliz de ver el logro y los buenos resultados.

Así pensaba mientras me dirigía al Hospital Provincial y un poco antes, desde que supe que iba a ser yo la que reportaría esta noticia.

Sobre las ocho de la mañana del jueves estaba en este centro de salud; primero para localizar al Dr. David Ortiz Limonta, especialista en II Grado en Angiología y Cirugía Vascular quien se convirtiera en mi profesor ese día.

Aunque me presentaron al equipo médico formado por especialistas en Angiología y Cirugía Vascular, Laboratorio Clínico, específicamente Banco de Sangre, Hematología y Anestesiología y me explicaron con ese lenguaje tan peculiar lo que iban a realizar, esta periodista, "alérgica a todo lo que tenga que ver con médicos y Medicina", no entendía bien.




En Santiago de Cuba se realizó por primera el primer tratamiento de inyecciones de células madres en enfermedades arteriales periféricas.

Se esforzaron en decirme que estarían inyectando células madres a una paciente con una enfermedad arterial periférica; un trastorno de la circulación lento y progresivo en el que los órganos que toman el suministro de sangre a través de los vasos, como el cerebro, el corazón y las piernas, pueden dejar de recibir un flujo sanguíneo adecuado para su funcionamiento normal y que afecta con mayor frecuencia los miembros inferiores.

El Dr. Ortiz me explicaba que "el problema de las enfermedades vasculares periféricas en el uso de las células madres es tratar de estimular la angiogénesis (la proliferación de nuevos vasos), que el paciente pase de una claudicación intermitente cerrada a una abierta, así como evitar la mutilación de los miembros y la progresión de la enfermedad".

Felícita tiene además otros problemas que deterioran su salud. Es diabética, hipertensa y con una cardiopatía isquémica ya tratada. Mientras yo conversaba con su hija, y con el resto de los especialistas, el Dr. Ortiz, que había salido por unos instantes de la sala, se apareció con unas ropas verdes.

Para entonces todo se mantenía bien, hasta que me dijo que una de esas ropas era para mí y que por ende que yo estaría en el salón. Realmente, se me hace difícil describir lo que sintió esta periodista, y no me avergüenza repetirlo, "alérgica a todo lo que tenga que ver con médicos y Medicina".

En el transcurso miré a Felícita mientras le administraban "una anestesia peridural continua, porque era necesario lograr en ella un balance miocárdico de oxígeno, entre aporte y demanda, adecuado para evitar una isquemia miocárdica bajo anestesia, para garantizar estabilidad hemodinámica y también analgesia en el postoperatorio", según me explicó la Dra. Karina Muguercia, especialista en I Grado de Anestesiología y Reanimación y Jefa de este servicio en el Hospital Provincial.

A las 10:25 am comenzó la operación. Las inyecciones se aplicaban en sus piernas con una profundidad de uno a 1.5 centímetros siguiendo el trayecto del sistema arterial de los miembros inferiores, con agujas de 21 milímetros y a una distancia de tres centímetros con un contenido de células madre de 1 a 1.5 cc por cada inyección.

El trabajo se distribuyó en dos equipos. Uno, conformado por el Dr. Ortiz y el Dr. Mario Oviedo Jaramillo, residente de Angiología y Cirugía Vascular, un joven ecuatoriano que estudia en nuestra ciudad, suministraba la dosis en la pierna derecha. El segundo, con la Dra. Lilian Chercoles Cazate, especialista en II Grado en Angiología y Cirugía Vascular y el Dr. Iván Martinella, también residente de esa especialidad, se encargaba de la pierna izquierda. Ambos equipos estaban apoyados por la Dra. Niurka Ali Pérez, especialista en II Grado en Laboratorio Clínico y que atiende el programa de Medicina Regenerativa en el Banco de Sangre Provincial, quien se encargó de servir el contenido de esas células.

Sobre las 10:50 am finalizó satisfactoriamente el primer tratamiento en nuestra provincia de inyecciones de células madres en enfermedades arteriales periféricas, intervención que de ser realizada en una cirugía arterial directa, con prótesis o con endarteriectomía, duraría aproximadamente de tres a cuatro horas.

Felícita despertó unos minutos después, sus ojos mostraban alivio, esperanza y sobretodo agradecimiento a este grupo de doctores y doctoras que literalmente salvaron su vida.

Esta periodista, también sobrevivió al salón de operaciones y a presenciar un hecho de tanta magnitud. Feliz, aunque con un poco de vértigo después de transpirar la adrenalina. Para mi también fue la primera vez.



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