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Santiago de Cuba, 28 nov.- Dicen los vecinos de Evaristo La Rosa Romero, residente en la finca El Mambí (Micro 7, Distrito Urbano José Martí), que este hombre lleno de vitalidad esconde el secreto de la longevidad.

Nació el 26 de octubre de 1913 en El Cobre, y desde muy pequeño trabajó la tierra para sostener a su familia, pues a los 15 años quedó huérfano. Era el segundo de nueve hermanos, y junto al mayor asumió la responsabilidad del hogar haciendo carbón.

Cuando comenzó la lucha revolucionaria, Evaristo dio el paso al frente. Se dedicó al traslado de mercancías hacia Loma del Gato, mientras las mujeres de la familia confeccionaban alpargatas.

En arreas de mulas llevaba los alimentos que serían distribuidos en los puestos médicos, tomando siempre trillos escabrosos para no ser descubierto por el enemigo. Le entregaba las mercancías a René de los Santos, quien las hacía llegar al Comandante Juan Almeida.

Con emoción, rememora el día en que Luis Asabala se apareció en su vivienda para pedirle prestado un caballo, el cual, supo luego, fue utilizado por el Comandante Fidel Castro en la Sierra Maestra.

Después del 1ro de enero de 1959 trabajó en la construcción, entre las obras más arduas de aquella época recuerda el campismo Caletón Blanco; aunque nunca abandonó las actividades agrícolas.

La mayor parte de su existencia la ha compartido al lado de Felicia Hechavarría, con quien lleva 64 años de matrimonio. Nueve hijos, 29 nietos y 23 bisnietos conforman su legado y gran tesoro.

"He llegado a esta edad porque he tenido una vida sana en el campo, no fumo, tomo solamente en ocasiones, trato de alimentarme lo mejor posible, pertenezco a un club de la tercera edad, y aun trabajo en mi finca de acuerdo a mis posibilidades. Aquí está la clave para la longevidad", confiesa Evaristo.