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WASHINGTON.— Doce años después de la llegada de los primeros detenidos a la cárcel estadounidense en la ilegalmente ocupada Base Naval de Guantánamo, se estima que continúan allí 154 presos.

Reporta AFP que esos detenidos proceden de unos 20 países; más de la mitad de ellos yemeníes. Las otras nacionalidades más representadas son las de afganos, argelinos y saudíes.

Unos 76 detenidos han recibido una “aprobación de transferencia”, en su casi totalidad desde el 2010, lo que significa que en teoría son excarcelables. Pero permanecen detenidos en ausencia de países que los acepten.

Un total de 45 detenidos no recibieron esta “aprobación de transferencia”. Son considerados demasiado peligrosos para ser liberados, pero no pueden ser juzgados por falta de pruebas en su contra.

Ocho prisioneros fueron condenados por tribunales militares especiales, de los cuales seis se declararon culpables, pero la justicia federal revirtió las condenas de dos de ellos, mientras que otros dos apelaron la sentencia. Cuatro de los condenados fueron transferidos hacia sus países de origen.

El centro de detenciones es una de las herencias más oscuras de George W. Bush (hijo), y una de las más obvias promesas incumplidas de Barack Obama, quien prometió cerrarlo desde que llegó a la Casa Blanca.

Abrió en su forma actual tras los atentados del 11 de septiembre del 2001 para confinar allí a los supuestos sospechosos de terrorismo, aunque no hubiera pruebas en su contra.

Si bien Obama ha mencionado en algunas ocasiones su intención de cerrar la cárcel, el tema ha pasado largas temporadas en el olvido de la opinión pública.